Las pulseras son una de las joyas más visibles durante el verano, periodo en que son vulnerables al agua salada, los cosméticos o la radiación solar. Estas amenazas pueden deteriorar rápidamente materiales tan sensibles como la plata, el oro amarillo o las circonitas y otras piedras naturales, con las que se diseñan las pulseras más valiosas.
Para conservar en óptimas condiciones las pulseras en vigo y otras provincias, es recomendable guardarlas en un estuche o similar antes de bañarse en la playa o la piscina. Por ejemplo, los iones de cloruro existentes en la sal deterioran el brillo de la plata.
La necesidad de protegerse de los rayos UV dispara las ventas de cremas y lociones solares. Aunque beneficiosos para las pieles sensibles, algunos de estos productos son enemigos de las pulseras de alta joyería, no así de la bisutería.
La joyería y el deporte tampoco son compatibles debido a la sudoración. Debido a su acidez y la alcalinidad, el sudor humano posee un pH dañino para los metales preciosos, disminuyendo su brillo. Además, la movilidad de las extremidades durante el running, el tenis y otros deportes hace que estas joyas sean vulnerables a impactos y rozaduras.
La limpieza y mantenimiento de las pulseras es importante durante los doce meses del año, pero más aún durante la época estival. Incluso dentro de casa, el sudor tiende a acumularse con facilidad en la cara interna de la pulsera, con el citado perjuicio para la plata y otros metales.
Por esta razón, es aconsejable incrementar la frecuencia de la limpieza y secado de esta joya, higienizándola con productos específicos para joyería. Los líquidos limpiadores de Connaisseur, Stark y Hagerty son seguros al cien por cien.
Respecto al almacenamiento, el sentido común dicta que se guarden las pulseras de forma separada o agrupada por materiales (plata con plata, perlas con perlas, etcétera) para así evitar daños.